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martes, 1 de abril de 2014

Maranatha - Aportes para una catequesis del Espíritu Santo

Maranatha – Catequesis sobre el Espíritu Santo

Compartimos algunas reflexiones para acompañar la catequesis de iniciación en lo referente a la acción de Espíritu Santo y la Confirmación de niños.

¿Se puede comprender al Espíritu Santo? ¿Se lo puede abordar intelectualmente? Al Espíritu se lo recibe, se le cree, se lo experimenta... en la oración, en el testimonio cristiano, en la gracia que se derrama y alienta la marcha de todo cristiano.

En la catequesis de niños convendrá, más que dar una explicación sobre quién es el Espíritu Santo, buscar experimentarlo a partir de lo que el mismo Espíritu inspira en nosotros.



Si escuchamos con atención esta canción de Luis Enrique Ascoy, veremos cómo actúa el Espíritu en los bautizados.


Sigue aquí (Ascoy)

¿Quién va junto a los pobres en su travesía?, dímelo.
¿Quién los hace juntarse y defender la vida?, dímelo.
Tanta gente buena vence a la miseria sin caer en la violencia:
eso me recuerda a los Hechos 2, 42.

¿Quién inspiró a Romero aquellas homilías?, dímelo.
¿Y a la Madre Teresa dime quién la anima?, dímelo.
Tanta gente buena haciendo cosas bellas, no, eso no es coincidencia;
eso más bien prueba que el Espíritu de Dios sigue aquí.

Aleluya, aleluya, aleluya
el Espíritu de Dios sigue aquí (2 x)
Aleluya, aleluya, que se entere el mundo
que el Espíritu de Dios sigue aquí.

¿Quién les da a nuestros chicos tantas energías?, dímelo.
¿De dónde sale tanto loco catequista?, dímelo.
Tanta gente buena dando tiempo extra sin que pidan recompensa:
eso se asemeja a los Hechos 4, 32.

¿Quién puso igual mensaje a tantas melodías?, dímelo;
si incluso los autores ni se conocían, dímelo.
Tanta gente buena afina notas bellas animando en nuestra Iglesia;
pa' que Arjona sepa el Espíritu de Dios sigue aquí.

Aleluya, aleluya...

A pesar de las pugnas, de los signos de contradicción,
de los muchos errores, por los que hemos pedido perdón,
no me quedan más dudas, tú sigues con nosotros Señor,
porque sólo así se explica tanta gente linda,
tanta lucha, tanto amor.

¿Quién envía a Juan Pablo II a todas sus visitas?, dímelo.
¿Quién está hablando hoy a través de María?, dímelo.
Tanta gente buena haciendo cosas bellas, no, eso no es coincidencia;
eso más bien prueba que el Espíritu de Dios sigue aquí.

Aleluya, aleluya...

Podemos enumerar las acciones en las que descubrimos al Espíritu de Dios.

¿Qué hace en nosotros?
¿Cómo obra?
¿Hacia dónde nos conduce?

Jesucristo mismo habla de él como ayuda, consolador, maestro y espíritu de la verdad (YOUCAT, 115).


El Espíritu Santo en la obra de Jesús

De la misma manera que obra en nosotros, acompañó a Jesús en su caminar en la tierra y, después de su resurrección, anima el caminar de la Iglesia hasta nuestro días.


 Mt 3, 13-17 – El Espíritu Santo presente en el Bautismo de Jesús.
 Mt 28, 16-20 – En la misión universal de los apóstoles.
 Lc 1, 26-38 – En la concepción de Jesús.
 Lc 4, 16-20 – Confiere a Jesús su misión.
 Lc 10, 21-24 – Conduce e inspira a Jesús.
 Jn 14, 15-18 – Junto a nosotros.
 Jn 14, 26 – Nos recuerda lo que nos enseñó Jesús.
 Jn 20, 19-23 – Los apóstoles reciben el Espíritu Santo.
 Hech 1, 1-8 – La promesa del Espíritu Santo.
 Hech 2, 1-11 – La venida del Espíritu.
 Hech 8, 14-17 – Los apóstoles comunican el Espíritu mediante la imposición de las manos.
 Is 11, 1-2 – Los dones del Espíritu.
 Gál 5, 21-22 – Los frutos del Espíritu.
1Cor 12, 4-11 – Distribuye sus dones y carismas en la comunidad.


El Espíritu Santo nos colma con sus dones

“Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu” (1Cor 12, 4)

Reparte sus dones... esto es, anima y fortalece a cada cristiano para vivir la vida cristiana y su vocación específica.

El Espíritu Santo suscita carismas al servicio de la comunidad, es decir, distintas formas de servicio en el Pueblo de Dios. Los niños podrán distinguir las diversas formas de servicio dentro de la comunidad: quienes se dedican a la misión, a la visita a los enfermos, los que sirven en el ámbito de la liturgia (guías, cantores, sacristanes), los ministros de la comunión y, por supuesto, los catequistas. El encuentro entre los miembros de la comunidad (agentes de pastoral) y los niños, podrá ser una buena oportunidad de acercarse a la acción del Espíritu.

El Espíritu Santo construye la Iglesia y la impulsa. Le recuerda su Misión. Llama a hombres a su servicio y les concede las gracias necesarias. (YOUCAT, 119)

Envíanos, Padre

Envíanos Padre tu Espíritu Santo,
que nos prometiera tu  Hijo, el Señor.

Que venga a tu Iglesia, con sus siete dones
y nos de el coraje  de vivir tu amor.

Que nos de su Ciencia, su Sabiduría,
el Entendimiento y el don de Oración.

Nos traiga el Consejo, la Piedad de hijos,
nos de Fortaleza y el Temor de Dios.

Sus lenguas de fuego, repártelas, Padre,
y danos a todos la paz y el amor.

Tu Espíritu Santo nos llene de gozo
y sea en nosotros Palabra de Dios.

El Espíritu Santo y la Confirmación

En el Sacramento de la Confirmación, el Espíritu derrama sus dones para hacernos testigos del amor de Dios.

En el Bautismo, ya se ha recibido el Espíritu, que nos hace Hijos del mismo Padre. En la Confirmación, lo recibimos de un modo nuevo: nos impulsa a asumir un compromiso mayor con Dios y la Iglesia.

La Confirmación no es una ratificación del Bautismo. Es un paso más en la Iniciación Cristiana en donde Dios nos regala, de un modo más pleno, el don del Espíritu Santo. La palabra Confirmación viene del latín confirmatio y significa fortalecimiento, consolidación.



“Cuando un entrenador manda salir al campo a un futbolista, le pone la mano en el hombro y le da sus últimas instrucciones. Así se puede entender también la Confirmación. Entramos en el campo de la vida. Se nos imponen las manos. Por el Espíritu Santo sabemos lo que debemos hacer. Nos ha motivado profundamente. Su envío resuena en nuestros oídos. Sentimos su ayuda. No queremos decepcionar la confianza que ha puesto en nosotros y vamos a ganar el partido para él. Sólo tenemos que querer y escucharle” (YOUCAT 203).

Los dones del espíritu from Pablo_Garegnani


El Espíritu Santo nos enseña a rezar

“Igualmente, el mismo Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no sabemos orar como es debido; pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables”. Rom 8, 26

Hemos compartido algunas puertas de acceso al Espíritu Santo: en la vida de Jesús, observando lo que realiza en la Iglesia, en la distribución de sus dones... Pero hay una puerta privilegiada: en la contemplación y, de allí, en la oración. Esto es: más que acercarnos comprensivamente al Espíritu Santo, dejarnos visitar por Él, como presencia amorosa y vivificante.

¿Cómo lograr esto en la catequesis? Buscando generar actividades donde se de lugar a la contemplación, reflexionando sobre los signos del Espíritu que menciona la Escritura.

Los símbolos del espíritu santo from Pablo_Garegnani

Finalmente, hacer de la contemplación una oración.


Maranatha

Ven, Espíritu de Dios
inúndame de amor,
ayúdame a seguir.
Ven y dame tu calor,
quema mi corazón,
enséñame a servir.

Ven Espíritu de Dios,
ven a mi ser, ven a mi vida,
ven Espíritu de Amor,
ven a morar, Maranatha.

Hoy la vida que me das
te evoca en mi dolor
y clama a Ti, Señor.
Ven y cambia mi existir
transforma mi penar,
en glorias hacia ti.

El Espíritu Santo me abre a Dios; me enseña a orar y me ayuda a estar disponible para los demás (YOUCAT, 120).


“Por Cristo, al Padre en el Espíritu” Ef 2, 18.

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