Tiberíades es un lugar relevante en la vida de Jesús y sus discípulos, es un lugar de encuentro...

En este blog encontrarás textos, imágenes, presentaciones, encuentros y otros aportes para la catequesis, para que sigamos haciendo de nuestra tarea un encuentro vivo con Jesús.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Exploradores de la vida

De las muchas cosas que tenemos las personas, la vida es el don (regalo) más preciado. De esto, no hay duda. La cuestión es lo que hacemos con este regalo, cómo usamos este don...  Por eso es importante aprender a hacer revisión de vida.


¿Qué es la Revisión de vida? Es una mirada atenta de lo que somos, de lo que hacemos. Es aprender a volcarse sobre sí y mirar el interior: hechos, personas, situaciones... lo aprendido...


Día a día vamos edificando nuestras vidas. De acuerdo a lo que elegimos, podemos sentirnos conformes con la vida que llevamos, con las circunstancias que nos toca vivir... Otras veces, lo que acontece no nos resulta plenificante y buscamos darle un nuevo curso a nuestras vidas.


Equivocados o no, en ciertas ocasiones, manifestamos frente a los demás nuestro orgullo por lo que edificamos, o simplemente, por lo que somos. Así lo afirma la canción: “Porque soy yo, porque es mi vida”.


Cuando comenzamos a nacer
(escrita por Charly García e interpretada por Sui Generis en el dico "Vida" del año 1972).




¿Cómo plantear la revisión?


Para pensar...
  • ¿Qué cosas en tu vida te llenan de un sano orgullo?
  • Si tuvieras que pensar en el podio de la situaciones más importante de tu vida, ¿qué tres hechos mencionarías?
  • En este último tiempo, ¿qué cosas han inclinado la balanza de tu vida en forma positiva?
Aprender a mirar la vida, engalanarla desde el respeto, crecer día a día y descubrir que somos fruto del amor, que se nos ha encomendado una misión, que tenemos defectos, y también virtudes, que en nuestros corazones hay sitio para el amor y para la esperanza y, finalmente, que hay un Padre que ha querido regalarnos esta existencia para hacer plena, descubriendo su presencia en las cosas sencillas de la vida cotidiana.


martes, 30 de agosto de 2011

Un plan que me incluye

Todos los hombres tenemos planes. Cuando en nuestras mentes y corazones aparecen los deseos y las necesidades, pergeñamos acciones que nos permitan responder a esa necesidad... Planes sencillos y complejos, a corto o largo plazo. Planes al fin... Bien podríamos decir: ¡Qué sería de nosotros sin planes!

En nuestra vida, tomamos parte en muchos proyectos que nos incluyen, ya sea porque los hemos motorizado nosotros o bien porque otros nos han incluido. En otros casos, nos podemos sentir excluidos del plan o proyecto del otro, y, aún, de la misma sociedad.

Como nosotros, Dios también tiene un proyecto que nos incluye a todos, a la humanidad entera.



En la presentación podrás apreciar una descripción de este plan que te incluye...


Cuando San Pablo les escribe a los cristianos que vivían en la ciudad de Éfeso, les cuenta que Dios quiso desde siempre que todos los hombres viviéramos en el amor y fuéramos sus hijos. Te invito a que leas esta carta (Ef 1, 3-14) y puedas descubrir el llamado que Dios te hace: quiere tenerte cerca, como un Padre a su Hijo. 

Comparto con vos esta oración que surgió al momento de preparar este encuentro. Espero que te guste...


¿Habrá un plan para ti?



viernes, 26 de agosto de 2011

Proyecto formativo


Tiberíades
La búsqueda de la identidad en el encuentro con Jesús

“Tiberíades” se presenta como un proyecto formativo que busca propiciar el encuentro con Jesús en el marco de la tarea más importante de la adolescencia: la búsqueda de la identidad.

“Tiberíades” es, en los evangelios, lugar testigo de muchos de los dichos y hechos de Jesús: desde sus costas, la Buena Noticia comenzó a compartirse en la región. Allí, Jesús llamó a los primeros discípulos y los animó a un cambio de vida, mostrándoles el horizonte de su existencia.

“Tiberíades” es una propuesta de formación de fuerte contenido kerigmático. Se trata, concretamente, de una catequesis de anuncio, ya que busca presentar la persona de Jesús, Dios y Hombre, encarnado y resucitado.

La propuesta formativa está inspirada en el episodio de la aparición de Jesús resucitado a los discípulos a orillas del Mar de Tiberíades narrada en el evangelio de Juan, capítulo 21. Allí, los discípulos, de manera especial Pedro, tienen un encuentro personal con el Señor. A partir de ese momento sus vidas no serán las mismas.

Mar de Tiberíades

Del contenido del relato, surge la estructura del proyecto, organizado en tres fases o partes (un total de 30 encuentros):


Primera parte (Situación): “Voy a pescar”

Constituye el reconocimiento de la propia identidad: la barca, las redes, la pesca, el mar, los peces. Pedro debe hallarse a sí mismo en su realidad, la cotidiana, solo allí podrá reconocer su identidad.

En estos primeros encuentros, se busca poner al adolescente en situación de interioridad, animándolo a un profundo conocimiento de sí, fortaleciendo su inteligencia intrapersonal. El objetivo de estos encuentros iniciales es la búsqueda (o reconocimiento) y aceptación de su identidad.


Segunda parte (Iluminación): “Vengan a comer”

Jesús prepara el encuentro e invita a compartir el banquete. Es un encuentro reconfortante donde cada discípulo puede reconocer el rostro de Jesús y mirarse en él como en un espejo.

Estos encuentros constituyen la parte central del proyecto, ya que presentan la persona de Jesús, desentrañando su identidad, reconociendo la importancia del ambiente y comunidad en donde se formó y llevó a cabo su misión y, especialmente, sus enseñanzas y opciones vitales. El conjunto de estos temas se presentan como “un gran kerigma” destinado a mostrar a Jesús de Nazaret, hombre con identidad, como modelo de aquellos que están forjando su personalidad.


Tercera parte (Respuesta): “Apacienta mis corderos”

Cuando la fe y la vida se encuentran, necesariamente ha de nacer un compromiso. Jesús anima a Pedro para el cumplimiento de su misión.

Los encuentros finales se orientan hacia el descubrimiento de una identidad colectiva: ser cristianos. Identidad que implica un modo de ser en el mundo, de llevar a cabo una misión.


Características del proyecto como proceso catequístico

  • Es una catequesis kerigmática. Jesús es conocido pero no siempre reconocido. Su mensaje no siempre es aceptado como Buena Nueva. Por esta razón, esta catequesis busca renovar el don de la fe, despertarlo, animarlo para que cada catequizando pueda entrar en un íntimo diálogo con el Señor (finalidad de toda catequesis) y pueda expresar su fe en el Dios Uno y Trino.


  • Es una catequesis bíblica. La Palabra de Dios como fuente de donde beber para llevar a cabo el encuentro entre el hombre y Dios, “que habla como amigo”. El encuentro con la Palabra buscará realizarse desde una incipiente Lectio Divina que le permita al adolescente, una lectura más profunda y en estrecha relación con su vida.


  • Es una catequesis en clave de Aparecida. Formar discípulos y misioneros de Jesús al servicio del Reino: esta es la misión. Así como lo propone el documento del Celam, se intentará desarrollar un itinerario formativo (en este caso, acompañando una etapa de la vida: la adolescencia), sumando un aporte para el desarrollo de discípulos y misioneros.

Juan 21, 1-19 - Relato del encuentro

Juan 21, 1-19

Tiberíades

Después de esto, Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Sucedió así: estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos.


“Voy a pescar...”.

Simón Pedro les dijo: «Voy a pescar». Ellos le respondieron: «Vamos también nosotros». Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada.


“Es el Señor...”.

Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él. Jesús les dijo: «Muchachos, ¿tienen algo para comer?». Ellos respondieron: «No». Él les dijo: «Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán». Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla. El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: «¡Es el Señor!».


“Había fuego preparado...”.

Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan. Jesús les dijo: «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar». Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió.

Jesús les dijo: "Vengan a comer". Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: "¿Quién eres", porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.


 “¿Me amas?”.

Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». El le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos».

Le volvió a decir por segunda vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, saber que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas".

Le preguntó por tercera vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?". Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: "Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.

           

“Sígueme...”.

Jesús dijo a Simón Pedro: Te aseguro que cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras». De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: Sígueme».


Texto: El libro del Pueblo de Dios - Fundación Palabra de Vida
Dibujos: Dios llega al hombre - Sociedades Bíblicas Unidas