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viernes, 17 de agosto de 2012

La Música y el Canto en la catequesis


La Música y el Canto en la catequesis

Uno de los recursos más valiosos usados en la educación en la fe es, sin lugar a dudas, la música.

Desde el punto de vista metodológico, la música y el canto proporcionan a la catequesis:

·         Crear un ambiente de unidad. La música convoca, une en un mismo canto a las personas y posibilita la creación de un ambiente indispensable para la catequesis.

·         El canto es un importante medio para la comunicación de mensajes.

·         Captan la atención, movilizan, incentivan al grupo.

·         Es un vehículo importante para la memorización.

Particularmente me gusta clasificar a las canciones propicias para el uso catequístico en cuatro bloques:

1.  Litúrgicas: además del uso en cuanto a la educación en la vida litúrgica, estas canciones brindan la posibilidad de abordar distintos temas, como por ejemplo:

2.   Bíblicas / Catequísticas: muchos autores se han ocupado en musicalizar     
    textos bíblicos con una inocultable finalidad catequística. Estas canciones    
    son de mucha utilidad para profundizar la Palabra de Dios, como por 
    ejemplo:


3.   De estilo evangelizador: compuestas por autores cristianos, intentan ser un vehículo de evangelización, comunicar el mensaje del Reino explícita e implícitamente. Por ejemplo

4. Del cancionero popular: es muy importante rescatar de las distintas expresiones musicales, canciones que por su contenido se convierten en una buena y eficaz herramienta didáctica.
  
  
¿Cómo usar una canción en el encuentro de catequesis?

Como ambientación: una canción permite crear un clima festivo, de acogida, indispensable para todo encuentro catequístico. Es preciso señalar un límite a fin de que el grupo no se quede “enganchado” y se transforme el encuentro en un “fogón”.

Como punto de partida: nos servirá para hacer surgir la situación de vida dialogando sobre el contenido de la canción a fin de instalar el tema en el grupo.

Para profundizar la Palabra: nunca una canción, por más fiel que sea al texto bíblico puede reemplazar la Proclamación de la Palabra, pero bien puede acompañarla, ayudando al grupo a profundizar en el mensaje.

Como expresión de la fe: se puede trabajar sobre el contenido vinculando la canción a otro recurso (afiche, mural, dramatización, etc.) que posibilite expresar la fe y, por ende, procurar una respuesta a la Palabra escuchada.

Para orar: un momento de oración ya sea al comenzar o al finalizar el encuentro, puede verse plenificado con un canto. No necesariamente debemos interpretar una canción de índole religiosa o catequística, bien puede utilizarse en este momento temas del cancionero popular que pueden transformarse en bellas oraciones de alabanza o acción de gracias.

Durante el desarrollo del encuentro: hay momentos en la catequesis en los cuales una música de fondo (necesariamente instrumental) permite generar un clima distendido, apto para el diálogo, la reflexión, el análisis. Siempre debe estar en segundo plano para no distraer la atención del grupo.

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